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El verdadero impacto del standby en la rentabilidad del transporte
#LOGISTICA #Supply Chain

El verdadero impacto del standby en la rentabilidad del transporte

Oscar Cardona |

Resumen

El standby, entendido como los tiempos de espera de los vehículos de carga durante procesos de cargue y descargue, constituye un factor crítico en la rentabilidad del transporte en Colombia. A pesar de estar contemplado en la normatividad, su gestión es limitada, generando costos ocultos que afectan tanto a transportadores como a generadores de carga. Este artículo analiza el impacto financiero, político y comercial del standby, los retos de su control, y las oportunidades de eficiencia derivadas de su adecuada gestión mediante digitalización.

Introducción

Colombia enfrenta costos logísticos superiores al promedio regional y de la OCDE. Mientras en países desarrollados los costos logísticos representan en promedio el 8 % de las ventas, en Colombia alcanzan el 13,5 % (DNP, 2023). Esta diferencia reduce la competitividad de los productores nacionales y genera barreras comerciales.

En este contexto, el standby se ha convertido en un problema estructural. Lejos de ser un simple retraso operativo, constituye un costo económico, político y social con efectos directos en la productividad de las flotas y en las relaciones comerciales entre transportadores y clientes.

1. Medición del impacto financiero del standby

Los tiempos de espera en Colombia pueden oscilar entre 3 y 8 horas por cargue o descargue, según sector y punto logístico.

Ejemplo de cálculo:

  • Tarifa de operación promedio: $150.000 COP/hora.

  • Tiempo promedio de standby no registrado: 5 horas.

  • Costo oculto por viaje: $750.000 COP.

En una flota de 50 vehículos, con 20 viajes al mes, el costo oculto puede alcanzar $750 millones de pesos mensuales. Este monto, al no estar registrado ni soportado, se traduce en pérdidas directas de rentabilidad.

2. Marco normativo colombiano

El ordenamiento jurídico reconoce el derecho de los transportadores a cobrar por tiempos de espera:

  • Decreto 1079 de 2015: establece incrementos en flete cuando se superan los plazos pactados de cargue/descargue.

  • Decreto 173 de 2001 y 2092 de 2011: regulan procesos logísticos en terminales y puertos.

  • Código de Comercio, Art. 1031: habilita cobros adicionales por demoras atribuibles al generador de carga.

  • DIAN, Oficio 5175 (2025): reconoce el standby como incumplimiento contractual, con impacto en costos no incluidos en la tarifa de referencia SICE-TAC.

Sin embargo, la aplicación real de estas normas se dificulta por la falta de trazabilidad. Sin datos verificables, el transportador carece de herramientas para respaldar sus reclamaciones.

3. Dimensión política y gremial

El standby se conecta con problemáticas mayores del sector transporte:

  • Costos de operación: En 2025, el DANE reportó un aumento del 8,59 % en costos operativos del transporte de carga, con incrementos de +12,8 % en combustible y +13,7 % en peajes. En este escenario, absorber costos de standby se vuelve insostenible.

  • Tensiones gremiales: Paros camioneros recientes han evidenciado la inconformidad por sobrecostos y falta de regulación efectiva. La ausencia de mecanismos claros de compensación por standby aumenta el descontento.

  • Competitividad nacional: Con costos logísticos internos que representan el 3,3 % del PIB (Banco de la República), cualquier ineficiencia no resuelta limita la capacidad exportadora del país.

4. Perspectiva de los productores y generadores de carga

Desde la óptica de los productores, el standby se percibe como un sobrecosto negociable o absorbible. No obstante:

  • En agroindustria y minería, las demoras en puertos afectan la frescura de productos y generan pérdidas millonarias.

  • En la industria manufacturera, los tiempos muertos se traducen en incumplimientos de entregas y sanciones comerciales.

  • En sectores regulados como hidrocarburos, el standby implica riesgos de seguridad y sobrecostos logísticos críticos.

El desafío está en equilibrar la relación comercial: el transportador no debe asumir solo un costo que, en muchos casos, es consecuencia de la ineficiencia del generador o del punto logístico.

5. El standby como indicador de eficiencia

Más allá del costo oculto, el standby debe entenderse como un indicador clave de desempeño (KPI) que permite:

  • Identificar patrones de congestión en cargues y descargues.

  • Redefinir contratos con base en datos objetivos.

  • Optimizar la rotación de la flota y la planeación de rutas.

  • Mejorar la relación con clientes al ofrecer evidencia clara y trazable.

Empresas que han implementado control digital del standby reportan reducciones de hasta 20 % en costos ocultos y mejoras en la disponibilidad operativa de la flota.

6. El rol de la digitalización y la trazabilidad

La transformación digital en la logística no solo responde a una tendencia tecnológica, sino a una necesidad crítica de rentabilidad. En el caso del standby, las herramientas digitales permiten pasar de la intuición a la evidencia.

Con una torre de control soportada por Wizenz, las empresas de transporte y productores pueden:

  • Medir en tiempo real los tiempos de cargue y descargue de cada vehículo, identificando con exactitud cuánto dura cada proceso y dónde se presentan los mayores cuellos de botella.

  • Generar trazabilidad verificable, con reportes automáticos que respaldan los cobros a clientes por horas de espera, reduciendo las disputas y fortaleciendo la relación comercial.

  • Automatizar alertas tempranas, que permiten a los equipos logísticos anticiparse a los retrasos antes de que se conviertan en costos.

  • Integrar cámaras y sensores IoT para validar evidencias de standby y reforzar la transparencia en toda la cadena.

  • Optimizar la programación de recursos, asignando vehículos y conductores de manera más eficiente, evitando pérdidas de productividad por inactividad.

  • Transformar costos ocultos en ingresos medibles, al respaldar cada minuto de standby con datos confiables, que pueden facturarse o compensarse en negociaciones con clientes.

En este sentido, Wizenz no solo digitaliza la información, sino que convierte la gestión del standby en una ventaja competitiva, alineando intereses entre transportadores y productores, y facilitando un entorno más transparente y eficiente en el mercado colombiano.

 

Conclusión

El standby en Colombia no es solo un problema logístico: es un punto de fricción comercial, político y financiero que afecta la competitividad del transporte y de toda la cadena productiva.

La legislación ya reconoce el derecho a cobrar por los tiempos de espera, pero sin trazabilidad, este derecho se vuelve impracticable. Aquí radica el valor de la digitalización: ofrecer datos verificables que permitan transformar un costo oculto en una oportunidad de eficiencia y rentabilidad.

El reto para los próximos años es claro: convertir el standby en un KPI estratégico para transportadores y generadores de carga, alineando la operación con prácticas modernas de eficiencia y equidad en la cadena logística.

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